Isabel
Castro:
De Música Libre a diseñadora de Alta Costura
Por Andrea
Guillet
Desde
niña, Isabel Castro soñó con tener una tienda de
ropa. Incluso, cuando a los 17 años participó en el popular
programa de baile "Música Libre", era ella quien diseñaba
gran parte de la vestimenta que usaban. Aunque de manera bastante amateur,
Isabel confeccionó por mucho tiempo sus propios modelos para uso
personal.
Una vez casada y ya
con niños, resucitó en ella el gusto por la ropa y por la
creación. Fue así como comenzó a estudiar Alta Costura
con dos grandes diseñadoras de la época como lo eran Flora
Roca, quien desde el comienzo le pronosticó que "tenía
manos para las tijeras", y Laura Rivas, que sigue siendo una destacada
diseñadora. De eso ya van 18 años, tiempo en que Isabel
Castro, ya instalada en su tienda del Canta Gallo, ha sabido ganarse un
puesto entre los diseñadores más importantes de nuestro
país, llegando incluso a ser la actual vicepresidenta de la Cámara
Chilena de Alta Costura.
Amante del buen gusto y la creación, que ella califica como un
verdadero arte, con los años Isabel se ha especializado en la confección
de alta costura y especialmente en la elaboración de trajes de
novia y de madrina. Se nota que el tema le entusiasma y apasiona y fue
de eso de lo que nos comentó.
¿Qué dirías que es lo básico en el diseño
de alta costura?
El que tiene buen corte, buen moldaje y buen gusto, puede llegar lejos
en este negocio, porque estará poniendo todo su talento. Si no
tienes esas cosas, más las ganas de sacrificarte, de perseverar,
de estar presente y de luchar, es bastante difícil que te mantengas
en este mercado. Este trabajo requiere de una entrega enorme.
En lo que respecta
a alta costura Isabel Castro tiene diseños para fiestas de 15,
graduaciones y para madrinas. Pero son estas últimas, junto con
las novias, a las que le dedica más tiempo.
¿Cómo
es el proceso de creación del vestido de novia?
Lo fundamental es conversar con la novia para conocerla, sentirla y saber
cuál es su feeling y lo que realmente quiere proyectar el día
de su matrimonio Eso es lo que hago incluso antes de mostrarle telas o
hacer bosquejos de lo que podría ser su vestido. Hay un montón
de opciones y por lo tanto muchas preguntas: ¿te gusta o no escotado?
¿Vas a usar velo? ¿Lo quieres de líneas estilizadas
o amplias? Ahí uno también tiene la labor de aconsejar.
Sin embargo, hay novias que llegan con la idea preconcebida, y uno no
saca nada con decirles algo porque ellas tienen su decisión tomada.
¿Qué
telas y técnicas usas para la confección de los trajes de
novia?
En realidad hay una amplia variedad, sobre todo porque la moda hoy es
bastante rupturista. Se puede mezclar una tela arrugada con una lisa y
un tul y hacer un vestido de novia espectacular. En general la novia ya
no quiere el vestidito bordadito que se usaba hace muchos años,
si no que el vestido con las tendencias que se están usando ahora,
hasta con deshilachados algunas veces, pero con todo muy bien puesto.
Que sea bien hecho, pero que tenga unos toques de irreverencia. La idea
es mezclar telas. Por ejemplo, usar una muselina muy fina y mezclarla
con un forro muy arrugado. Sobre eso se pueden aplicar piedras, bordados
o incluso hojitas de organza.
¿Qué
pasa con las novias más clásicas?
A ellas les ofrezco la línea más tradicional, que es lo
que uno siempre usa. Ahí uso telas como la organza, raso, shantung
de seda natural y aplico bordados.
¿Qué
prefiere la novia chilena?
Yo te diría que es bastante sencilla. En general no quiere cosas
muy rimbombantes. Comparadas con el resto de Latinoamérica, las
chilenas son mucho más sencillas. Creo que también hay un
factor de crisis económica en este caso. La gente busca algo que
no salga tan caro. Mientras más impactante el vestido, más
costoso.
En cuanto a colores
¿siguen usándose lo mismos?
El blanco, blanco sigue usándose. A mí me gusta mucho, pero
la verdad es que depende mucho de la novia. Yo te diría que son
cuatro colores básicamente: blanco, ostra, blanco invierno y marfil.
La verdad es que no hay más, a no ser que la novia quiera un corsé
negro con pollera crema, pero en nuestro país eso es bastante difícil.
¿Qué
se debe tomar en cuenta para la confección de un vestido para una
madrina?
Lo primero es que ambas madrinas se pongan de acuerdo en el color y el
diseño del vestido. En este caso, la mamá de la novia es
la que tiene la preferencia para elegir.
Hoy, las madrinas están usando corsé con pedrerías,
con brillitos. No están tan tradicionales, tan planas. Se pueden
mezclar sedas arrugadas en un corsé bordado, por ejemplo.
¿Cuánto
cuesta?
Una madrina sencilla, sin bordado o pedrería puede hacerse un traje
por $250.000. Si se quiere algo más elaborado, como por ejemplo
un corsé con pedrería y chal, el precio sube a $380.000.
¿Cuáles
son los colores que se están usando?
Los dorados, los plateados y los tostados están gustando mucho.
También se usan mucho los verdes, los azules y los degradé.
Aunque es un poco más invernal uso mucho el rojo italiano. El fucsia
o el calipso, lo usan más las lolas para las fiestas, para las
graduaciones.
En lo que se refiere
a la línea pret a porter, Isabel elabora trajes de dos piezas especialmente
para ocasiones intermedias, como un matrimonio de día o un cóctel.
¿Qué
le aconsejas a la mujer en estos casos?
La idea es que te veas elegante y preocupada para la ocasión, pero
a la vez semiformal, porque a la luz del día una no se puede vestir
llena de brillos, muselinas, lentejuelas o gasas. Puede ser, por ejemplo,
un lindo vestido a media pierna con una chaqueta que le haga juego o un
terno con un peto y que a la hora de bailar una se pueda sacar la chaqueta
y quede con algo bonito debajo.
¿Cuánto
tiempo antes debe una novia o una madrina encargarte un vestido?
El ideal es de dos a tres meses. La madrina, puede ser más rápido,
pero el ideal es que esto se haga con tiempo.
¿Qué sientes cuando tu "obra" ya está terminada?
Para mí, mis vestidos son como un cuadro que terminaste de pintar
y no lo quieres soltar. A mí me ha pasado, con vestidos lindos
que he hecho, que cuando se van siento pena. También siento alegría
por el negocio, claro, pero pena porque se fue y es bastante raro volver
a repetir un vestido.
¿Te sientes satisfecha con tu trabajo?
Sí, porque me encanta. Me entretengo mucho creando y percibiendo
los cambios que sufre la moda. Además me encanta el contacto con
las mujeres. En este rubro muchas veces te conviertes en sicóloga
porque escuchas sus problemas, las estimulas y en definitiva salen contentas.
Muchas te dicen que les valió más la pena venir a mi tienda
que al sicólogo.
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